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Siento que me aniquilas. Esta obsesión es cada vez más grande. Mierda andate, de mi mente, de todos lados.
No quiero verte, necesitarte, o estar pendiente de vos; me enferma.
No puedo creer lo que estoy diciendo y sintiendo. Me aborrece.
Me molesta tu ausencia y tu precencia más.
Ya no sé ni lo que digo.
Respondeme. Te odio. Qué mierda querés si yo no te quiero. No, no te quiero. Escuchaste, no•te•quiero.
Sabes que no es así. La puta madre detesto que seas así. Y como me haces ser cuando estoy contigo. Como me haces ser cuando no estas y te necesito.
Y te vas, y te fuiste. Siempre te vas. Y volves, para no hacerme perder la costumbre de verte ir.
Y volviste.
Sé que te vas a ir, pero me emociono como si no lo supiera. Otra vez silencio, sí, mejor calla, no sé si quiero escuchar lo que me decis, nunca quiero escuchar lo que me decis pero anhelo oírte.
No sé por qué me haces sentir así nunca nadie lo ha logrado, pero no es bueno, quiero que lo sepas, no es una sensación agradable, pero en el fondo sí. Y eso es lo que me hace detestarte más. Y detestarme. Creer que podemos ser cuando sé que no.
Y en realidad no quiero, pero si.